Caliente PASIÓN
Con su cafetera «Moka Express», Alfonso Bialetti creó un clásico en 1933 que todavía hoy sigue cautivando.
¿Qué caracteriza a un inventor de éxito? Sin duda, la valentía de no considerar las funciones probadas de las cosas como algo evidente u óptimo, sino cuestionárselas de manera radical. Así es como Willi Bruckbauer, fundador de BORA, pudo perfeccionar la idea de no dejar que los vapores de cocción asciendan, sino aspirarlos hacia abajo directamente en el lugar donde se generan. Alfonso Bialetti, el inventor de la cafetera «Moka Express», trabajó en sentido contrario en el ámbito de la física. En 1931, cuando creó su prototipo de cafetera para cocina, solo era posible tomar un expreso en las cafeterías italianas: se preparaba en grandes máquinas de café expreso. Estas hacían pasar vapor de agua caliente de arriba abajo a través de un filtro lleno de café. Pero Alfonso Bialetti, según se cuenta, estaba fascinado con un aparato llamado «lessiveuse»: una especie de lavadora que usaban las mujeres de su pueblo natal en el Piamonte para lavar la ropa. El sistema era sencillo: se calentaba el agua. Cuando empezaba a hervir, subía por un tubo y se derramaba luego, mezclada con jabón, sobre la ropa. Este mismo principio lo trasladó el habilidoso ingeniero nacido en 1888 en el pueblo de montaña Montebuglio a su cafetera. El agua calentada sobre el fogón sube desde una jarra octogonal a través Foto: Bialetti de un filtro que contiene café molido y se recoge en otro recipiente que va enroscado encima. El material de la cafetera para expreso es aluminio, cuya técnica de procesamiento había conocido Alfonso Bialetti durante una estancia en París. Otra condición básica para el éxito de todo inventor es conocer a la perfección la técnica y los materiales del mundo del producto al que desee dedicarse. Ahí también se ve el paralelismo con Willi Bruckbauer, quien, como ebanista, conoce hasta el último detalle las exigencias del diseño de cocinas. Con su invento, Alfonso Bialetti logró revolucionar la forma de preparar café expreso y acercarla a la sociedad. Desde ese momento, cualquiera podía hacer un expreso en la cocina de su casa sin grandes esfuerzos ni gastos elevados. Es cierto que para un expreso auténtico se necesitan 9 bar de presión, frente a los 1,5 bar que alcanza la cafetera de Bialetti. Por eso bautizó el resultado con el nombre de «moka» y, por tanto, su cafetera como «Bialetti Moka Express».
Texto: SEVERIN HUBER
Fotos: BIALETTI
En 1933 empezó en su pequeño taller de Crusinallo, a solo cinco kilómetros de su ciudad natal, a fabricar y vender sus cafeteras. Por aquella época, Alfonso Bialetti ni imaginaba que con su diseño atemporal y de líneas claras había creado un icono. Aunque el negocio iba lento. Entre 1934 y 1939 solo vendió 70 000 cafeteras, la mayoría en mercados semanales. Todo invento necesita también un buen marketing. Pero Alfonso Bialetti no era un vendedor muy hábil. Así pues, fue una suerte que su hijo Renato volviera en 1945 de su cautiverio en Alemania, donde había sido prisionero de guerra. Logró aumentar la producción a 1000 cafeteras diarias e invirtió en publicidad. Desde 1953, en todas las cafeteras Moka puede verse «L’omino coi baffi», un hombrecito con bigote que representa a Renato Bialetti. Este creó así una identidad que aumentó el reconocimiento de la marca. Muy pronto pasó también a la publicidad en televisión. El eslogan «In casa un espresso come al bar» se ha convertido en una expresión popular en Italia. El boom económico de mediados de los años 50 hizo el resto para convertir la empresa en una historia de éxito internacional.
En la actualidad más del 90 por ciento de los hogares italianos cuenta con, como mínimo, una Bialetti Moka Express. Aparte del aroma del café, la cafetera de aluminio lleva el estilo de vida italiano al resto del mundo. Durante décadas la empresa ha ido ampliando prudentemente su surtido. Se añadieron distintos tamaños, variantes de colores: rojo, negro, verde lima, azul claro, amarillo, fucsia, dorado… Hay incluso un modelo en los colores de la bandera tricolor. Se desarrollaron también algunas formas nuevas como la elegante «Venus», que, en el tamaño grande, es apta para placa de inducción. De gran popularidad goza el modelo «Brikka», que consigue un café cremoso gracias a una mayor presión.
Durante décadas el principio de funcionamiento ha seguido siendo el mismo, excepto por la reducción del número de puntos de salida del café Fotos: Bialetti de cuatro a dos, así como la incorporación de una válvula de seguridad. Ni había ni hay todavía hoy ningún aspecto técnico que mejorar en el genial invento de Alfonso Bialetti. Las cafeteras siguen siendo tan resistentes y duraderas, que pueden acompañar al usuario durante el resto de su vida. En una Bialetti se guardan, por tanto, muchas emociones personales. Con ella uno se prepara su expreso en días buenos y días no tan buenos, en ocasiones alegres y también para recuperar fuerzas. Y mientras se espera hasta que se oye subir el café por el tubo, uno tiene dos o tres minutos para meditar sobre la vida. Esto también lo hizo posible Alfonso Bialetti con su invento.