Regrowing: nueva vida para nuestros residuos

Regrowing: nueva vida para nuestros residuos

¿Rebrotar zanahorias nuevas a partir de sus restos? ¡Por supuesto! Este proceso, llamado "regrowing", está en plena tendencia. Nos promete transformar los residuos en algo nuevo. En este artículo le contamos qué se puede rebrotar y qué consejos tener en cuenta para que funcione.

Cómo sacar el máximo partido a los restos de verduras

La naturaleza es impresionante: aunque lleven tiempo cosechadas y hayan sido almacenadas durante varios días o, incluso, semanas, las hortalizas todavía pueden seguir creciendo y multiplicarse. El "regrowing" aprovecha esta característica. El término proviene del inglés, significa "rebrotar" y describe una tendencia muy actual que, de forma similar al upcycling, trae más sostenibilidad a nuestro día a día, permitiéndole reutilizar residuos y reducir deshechos.

El regrowing no sólo es sostenible, es una manera muy fácil de cultivar, apta, incluso, para pisos en plena ciudad, que nos permite disfrutar de hortalizas de cultivo propio, aunque el rendimiento sea menor que si las cultivásemos a partir de plantel. Otras formas de convertir su piso en una jungla urbana comestible son cultivar plantas aromáticas o arbolitos de aguacate. Y, tal y como explicábamos, en este caso también podemos rebrotar cada planta a partir de las semillas de las flores de albahaca del año anterior, o del hueso de un aguacate.

Fácil y sin complicación

El principio tras el regrowing es sumamente sencillo: no se necesita ninguna herramienta especial, pudiendo comenzar de inmediato. Seguro que tiene restos de hortalizas a mano. Para prepararlos, déjelos en agua durante un tiempo, en vasos o tazones pequeños. Siempre en función de la hortaliza, que sus "restos" echen raíces debería ser cuestión de unos pocos días.

Lo más apropiado son las hortalizas y las verduras con tallos y hojas comestibles, como, por ejemplo, lechuga, puerro, apio o cebolleta. Para el rebrote también puede aprovechar las llamadas hortalizas de raíz, como la zanahoria o la chirivía, de las que seguramente tenga algún resto con tallo, asegurándose de cambiar el agua regularmente y de replantar la planta tan pronto como eche raíces.

Y seguro que alguna vez se ha encontrado con cebollas o patatas viejas que han comenzado a germinar, llenas de brotes verdes: son perfectas para rebrotar y además se pueden plantar directamente en la tierra para que se multipliquen, en una maceta en el balcón o directamente en el jardín. El regrowing es posible en cualquier lugar.

Rumbo al éxito en pocos pasos

¿No se le dan bien las plantas? Le ofrecemos una guía paso a paso con la que pronto podrá presumir de cosecha:

  • Busque una ubicación con suficiente luz y calor, por ejemplo, el alféizar de una ventana.
  • Corte las hortalizas que desee propagar, unos dos a cinco centímetros por encima de las raíces (p. ej., en el caso del puerro) o por debajo del tallo (p. ej., en el caso de la zanahoria). Ojo: escoja sólo hortalizas en buen estado, que no presenten manchas de moho.
  • Colóquelas en un vaso con agua con las raíces hacia abajo o, en el caso de las hortalizas de raíz, con la base del tallo hacia arriba.
  • Cambie el agua cada dos días.
  • Tras unas dos semanas podrá cosechar sus propios puerros y lechugas. Las hortalizas de raíz deben colocarse sobre tierra que puedan seguir creciendo bajo tierra antes de proceder a su consumo.

Si se anima a practicar regrowing, para reducir la basura generada, cultivar hortalizas de forma económica o, simplemente, por probar algo nuevo, desde aquí le deseamos mucha diversión y una buena cosecha.