FLOTANTE, ligero y transparente

FLOTANTE, ligero y transparente

La tradicional bodega Hensel de Bad Dürkheim causa sensación con su espectacular remodelación de la sala de catas. La nueva exposición abrió en julio de 2017. Esta construcción atrae ya a muchas personas interesadas en la arquitectura y presenta un foro central de una bodega radicalmente distinto.

La nueva sala de exposición parece flotar sobre el suelo. Se accede a ella desde dos escalones de hormigón, pero sus elementos portantes están ocultos. Fabulosa arquitectura para unos vinos de nombres significativos: «Aufwind» («Viento ascendente »), «Ikarus» («Ícaro») y «Höhenflug» («Vuelo de altura»). Los conceptos de la ingravidez y del vuelo están asociados a la imagen de la marca Hensel. Entre otras cosas, porque justo al lado está el aeródromo de aviación deportiva de Bad Dürkheim. «Quería que la nueva vinoteca se integrara bien en el conjunto del diseño», explica Thomas Hensel. En 2010 asumió el mando del viñedo de 24 hectáreas de su padre en Bad Dürkheim y causó sensación con el etiquetado de líneas puras de las botellas. «La antigua sala de catas era excelente, pero el interior era más bien oscuro», afirma Thomas Hensel. «El mobiliario de roble se llevaba la poca luz que entraba por las ventanas emplomadas.»

Aunque en la nueva sala de exposiciones también se usa madera de roble. El revestimiento de la tarima que rodea la sala es de este material, si bien se trata de madera térmica de roble de tono rojizo y con un acabado texturizado. La madera se ha sometido a un tratamiento térmico para prolongar su vida útil. Se trata de un material excepcional; hay pocos productores en el mundo capaces de modificar térmicamente la madera de roble. Este es solo uno de los numerosos detalles fascinantes de esta obra maestra del arquitecto Lars Nicklas. Con él remodeló Thomas Hensel ya en 2011 la bodega del viñedo. Lars Nicklas no es especialista en construcciones para explotaciones vinícolas. Primero tuvo que conocer este mundo. Acompañado por Thomas Hensel, visitó varios viñedos con edificios nuevos para adquirir una visión más profunda y enfocar mejor la solución para distintos requisitos prácticos. A partir de ahí, diseñaron juntos un edificio hecho a la medida individual de las necesidades y los objetivos del viñedo Hensel.

La característica esencial de la nueva construcción es la transparencia. El ventanal de suelo a techo, que recorre los nueve metros de ancho de la fachada, integra las viñas con el interior. Además, puede abrirse a la mitad. «Quería abrir la sala de exposición hacia fuera para que todos pudieran mirar dentro y pasar», explica Thomas Hensel. «Así se borra la barrera psicológica de los visitantes. Comprar vino es cuestión de confianza y la mejor manera de ganarse la confianza de alguien es estando abiertos. » Y con transparencia. «La transparencia de nuestros vinos y del proceso de producción se ve reflejada en la arquitectura de nuestra bodega», declara el hombre que lleva 46 años al mando de la empresa. A ello contribuyen también los materiales. Las paredes del pabellón están enlucidas y el pavimento es de baldosas de cerámica. El techo tiene un revestimiento de tableros de virutas de madera ligados con cemento. Todo resulta muy claro y conciso. La construcción, las formas y el contenido armonizan a la perfección. La transición entre el exterior y el interior es fluida. En los últimos años han nacido más de 100 vinotecas en Renania Palatinado. La sala de exposición de la bodega Hensel es probablemente una de las más impresionantes. «La viticultura y la arquitectura siempre han ido de la mano», afirma Thomas Hensel. «Basta pensar en los maravillosos castillos de Burdeos, imagen característica hasta hoy de esos vinos.»

Thomas Hensel, propietario y enólogo jefe de la bodega Hensel, se esfuerza por salirse de las sendas habituales, por repensar los procesos desde otras perspectivas y recorrer otros caminos innovadores. Y eso es algo que tiene en común con la empresa BORA. La máxima calidad es para él una constante que se da por supuesta. No sorprende, por tanto, que sus excelentes vinos se sirvan también en el Revolution Tour de BORA. Estar flotando en un cubo de cristal elevado a 30 metros sobre el suelo mientras se toman vinos de nombres etéreos como «Aufwind», «Ikarus» y «Höhenflug»... Más acertada y deliciosa no podría ser una colaboración.