ESPACIO para el buen gusto

ESPACIO para el buen gusto

Para compartir una casa, hay que conocerse bien. Este es el caso de Gundhild y Werner Seelbach, y Claus Hölzer y Hans-Georg Hölzer-Wied.

Hace muchos años que son buenos amigos y se llevan muy bien. De ahí la idea de construir juntos una casa en Siegen. Empezaron las obras en 2015 y desde diciembre de 2017, las dos parejas viven pared con pared en plena armonía. Juntos, pero no revueltos. Los une también un detalle de sus respectivas cocinas: cada pareja por su cuenta se decidió por un extractor de superficie de BORA. La construcción de la casa no fue fácil al principio. «El solar está en una pendiente», explica Werner Seelbach, de 67 años y arquitecto él mismo. «Por eso, los trabajos de cimentación fueron arduos. En el lado de la calle se tuvo que apuntalar la obra con una pantalla de pilotes separados.» Pero estas dificultades de los comienzos están más que olvidadas. Ahora Gundhild y Werner Seelbach disfrutan de las luminosas estancias de estilo comedido y purista. «A ninguno de los dos nos gustan los espacios sobrecargados», dice Gundhild, de 57 años, «así que procuramos evitar los contrastes excesivos. Predomina un lenguaje de formas claras pero suaves.»

También en la cocina, de 15 metros cuadrados, que fue diseñada por el equipo de «plan 3 Küche». La pareja conoció BORA en la exposición de la empresa y enseguida se enamoró de las ventajas del sistema de extracción de humos sin el obstáculo de la campana ni limitaciones del campo de visión. «Nosotros tenemos una cocina abierta, por lo que las ventajas del sistema BORA Classic vienen que ni pintadas», afirma Werner. «Gracias a la óptima extracción no hay olores en la cocina ni en el comedor y salón contiguos.»

Esto es una clara ventaja, ya que a Gundhild, la jefa indiscutible en la cocina, le gusta cocinar tajine, un plato que se prepara en un recipiente de barro para estofados y que normalmente debe estar varias horas al fuego. Además de la cocina oriental, en forma también por ejemplo de mezze, a los dos les encantan las tapas españolas. «A menudo invitamos a amigos para cocinar juntos y disfrutar de la comida», dice Werner. «Muchos de ellos han conocido  or nosotros las ventajas de BORA.» También Claus Hölzer, de 52 años, y Hans-Georg Hölzer-Wied, de 61, van a menudo a comer a casa de los Seelbachs. Son sus vecinos inmediatos, así que no les queda lejos. Al revés igual: otras veces son Claus y Hans-Georg los anfitriones. «En nuestra casa cocino más yo», desvela Hans-Georg. «A los dos nos encanta la cocina mediterránea, la cocina francesa. A menudo hacemos viajes culinarios por el mundo con amigos. Podemos llegar hasta ocho platos y cada uno viene de un país», nos cuenta Claus,
dentista de profesión. «Uno de nuestros mejores amigos es cocinero y nos trae a la mesa los manjares más espectaculares.» Para la pareja, la cocina es el centro del hogar con sus 25 metros cuadrados. «Desde el principio, nuestra idea era que cocinar, habitar y vivir se entrelazan», dice Claus, «y en nuestro hogar, la vida sucede en torno a la isla de cocina.
Incluso cuando estamos sentados comiendo, tenemos la cocina a la vista gracias a la mampara de vidrio.» Conocieron BORA a través de la publicidad. «Lo leímos y nos pareció muy interesante porque no queríamos tener la antiestética campana colgando del techo», relata Hans-Georg. «Queríamos un espacio diáfano y ligero.
Y BORA es la primera empresa en ofrecerlo. Nos dio mucha confianza el hecho de que fuera ella misma quien ha desarrollado y perfeccionado el sistema.» Finalmente se decidieron por el sistema BORA Professional. «También hay bloques de cocina que están en mitad de la sala pero por abajo son completamente cerrados», dice Claus. «No es lo que queremos. Y, por suerte, tampoco es lo que ofrece BORA.» Ambos están más que contentos con el funcionamiento de BORA. «La extracción de vapores funciona incluso mejor de lo que nos habíamos imaginado», afirma satisfecho Claus. «El sofá desde el que vemos la tele está solo a dos metros del fogón. Pero, desde el punto de vista de los olores, no parece que estemos pegados a la cocina.» Al igual que a sus vecinos, a Claus y Hans-Georg también les gusta el estilo sobrio. Su estilo para la decoración está claro: conciso, sin florituras. En su parte de la casa no hay colores cálidos, pero sí llamativos. Por ejemplo, un rojo vivo saturado o un verde manzana en las superficies de la cocina.«Cuando entras en la vivienda, piensas que todo está recién decorado», dice Hans-Georg. «Pero no es así. Muchos de nuestros muebles son clásicos italianos, algunos de ellos de 30 años.» Y Claus añade: «Nosotros elegimos las cosas con un punto extravagante, pero sin pasarse. Queremos poder seguir mirándolas pasados 20 años.» Esto no lo tienen muy difícil, ya que tanto con la decoración como con la construcción clara y transparente de Siegen, han conseguido una moderna casa dividida que, sin lugar a dudas, se puede calificar de modélica e innovadora.

Fotos: Evelyn Dragan

Textos: Martin Fraas

Estudio: Plan 3, www.plan3.pro