La canela: preciada para el paladar y el cuerpo

La canela: preciada para el paladar y el cuerpo

Todos conocemos y disfrutamos de la canela, probablemente sobre todo, ahora en invierno: en panes de especias, ponche, speculóos, rollos de canela y muchas otras comidas y bebidas normalmente dulces. Sin embargo, en la proporción correcta y bien usada, esta aromática corteza queda perfecta también en platos más fuertes como el mole mexicano.

Canela: origen, historia y su largo recorrido hasta Europa

La canela es una de las especias más antiguas, usada desde hace más de 2000 años en los más diversos ámbitos. Al principio, como medicina, afrodisíaco y sahumerio, y más tarde como especia para comidas y bebidas. Puesto que antes la canela —que no es otra cosa que la corteza del árbol de la canela— solo se cultivaba en alejados países asiáticos como Sri Lanka, Birmania y Bangladesh, era una de las especias más caras que, en Europa, únicamente se podían permitir las familias acomodadas. Esta circunstancia explica el escaso uso que se hacía de la canela en la gastronomía europea. Cuando se usaba era para exquisiteces como los panes de especias, disponibles únicamente en ocasiones especiales. Actualmente se distinguen principalmente dos variedades: la canela de Ceilán, más cara y de mayor calidad, y la canela de casia, cultivada en grandes cantidades en China e Indonesia.

Créditos fotografía:

Aboutfuel

Mole mexicano con canela: perfecta versatilidad aromática

Como ejemplo exótico y particularmente delicioso podríamos citar el mole mexicano. La traducción de «mole», de la lengua indígena náhuatl, es «salsa». El más conocido es probablemente el guacamole, pero a diferencia de muchas otras variedades de mole, no contiene canela. El mole clásico es una salsa picante elaborada normalmente con chiles, frutos secos y diferentes especias, entre ellas casi siempre la canela. Muchas recetas de mole llevan a menudo hasta entre 35 y 70 ingredientes y tardan varias horas o incluso días en prepararse. La salsa, muy compleja y excitante desde el punto de vista aromático, se suele comer con enchiladas, arroz, frijoles y pollo, y es única por su preparación y cualidades olfativas. Quien tenga ocasión de probar un mole no debe dejar pasar la oportunidad. O también se puede intentar conseguir una receta y los diferentes ingredientes para ponerse uno mismo manos a la obra. 

La canela: el bienestar físico y el placer del paladar van de la mano

Hasta principios de la época moderna, se decía que la canela tenía un efecto curativo contra la tos y los resfriados, y también se consideraba que tenía propiedades estomacales, laxantes y diuréticas. Actualmente, en el campo de la Medicina, también se está discutiendo un posible efecto reductor del azúcar en sangre en las primeras fases de la diabetes mellitus. Por otro lado, la corteza de canela contiene antioxidantes que atrapan los radicales libres del cuerpo reduciendo así el estrés oxidativo de las células. Lo que sí es seguro, como podrá confirmar cualquier persona a la que le guste la canela, es que supone una gran experiencia de sabor y que su aroma produce una sensación de relajación y bienestar. Con toda seguridad, solo el ver estas deliciosas rodajas de polenta con ciruelas al cardamomo, yogur y miel de canela desencadena sensaciones muy agradables.

RECETA: Rodajas de polenta con ciruelas al cardamomo, yogur y miel de canela

Cantidad: para 4 personas

Nivel de dificultad: medio

Tiempo de preparación: 30 minutos (más el tiempo de cocción y enfriado de la polenta)

Plato: sin gluten, vegetariano

                                                                                                                 

Ingredientes:

  • 250 g de polenta
  • 250 ml de leche de almendra
  • 1 huevo
  • 2 cdas. de mantequilla
  • 5 ciruelas
  • 4 cdas. de azúcar de caña
  • 250 g de yogur griego
  • La ralladura de un limón
  • 4 cdas. de miel
  • 2 cdtas. de semillas de sésamo blanco
  • 1 cdta. de canela
  • 1 punta de cuchillo de cardamomo en polvo

 

Preparación de las rodajas de polenta con ciruelas al cardamomo, yogur y miel de canela:

  1. En primer lugar, calentar en una olla la leche de almendra con dos cucharadas de azúcar.
  2. A continuación, añadir la polenta a la leche de almendras y cocinar a fuego lento durante unos cinco minutos removiendo constantemente.
  3. Dejar que se enfríe un poco la polenta, añadir el huevo y mezclarlo cuidadosamente.
  4. Verter la polenta en una bandeja de horno forrada con papel de hornear, extenderla hasta un grosor de unos dos centímetros, alisarla y dejar enfriar.
  5. Mientras se enfría la polenta, lavar las ciruelas, deshuesarlas y cortarlas en gajos uniformes.
  6. A continuación, poner los gajos de ciruela en otra olla con el resto del azúcar y el cardamomo en polvo, mezclar todo y cocer a fuego lento durante unos diez minutos con la olla tapada.
  7. Mezclar la canela y la miel en un cuenco.
  8. Cortar la polenta en cuadrados uniformes y freírlos en una sartén con mantequilla hasta que se doren por ambos lados.
  9. Poner el yogur en los platos, colocar encima los cuadrados de polenta, añadir el yogur y las ciruelas calientes y rociar con la miel de canela.
  10. Como último toque, decorar esta delicia con el sésamo y la ralladura de limón.
  11. ¡Que disfrutéis cocinando y buen provecho!